¿POR QUÉ?
A nivel mundial, las mujeres y los hombres viven en situación de desigualdad. Esta desigualdad se expresa de muchas formas: la brecha salarial, la feminización de la pobreza, la violencia sexual, el acoso laboral y la cosificación de las mujeres, entre otras. El último Global Gender Gap Report del Foro Económico Mundial estima que “hoy, la puntuación de la brecha de género global es del 69%” y que ningún país ha alcanzado aún la paridad. Para combatir esta situación, los/as líderes mundiales adoptaron, en septiembre de 2015, la Agenda 2013 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible con el fin de mejorar la prosperidad y el bienestar de las mujeres. Este proyecto se centra en uno de estos desafíos: la igualdad de género.
Confrontar la desigualdad de género requiere comprender los contextos sociales e históricos en los que esta surgió y se desarrolló. La evidencia arqueológica prehistórica tiene un papel relevante para entender las raíces profundas de la desigualdad de género, pues permite remontarnos en el tiempo al período de las primeras sociedades complejas. La desigualdad de género no debe entenderse como «natural»: es el producto de un proceso social largo y complejo que ha de ser analizado y explicado. En concreto, este proyecto tiene como objetivo abordar el papel de la movilidad en el origen y desarrollo de la desigualdad de género, centrándose en sociedades desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce en la península ibérica (c. 5500-850 a.C.). Con el inicio del Neolítico, las sociedades humanas pudieron acumular excedentes, lo que abrió posibilidades completamente nuevas para el desarrollo político y económico. La riqueza acumulada quedó poco a poco sujeta a la herencia, lo que hizo que el control de las líneas de herencia mediante el control de la sexualidad de la mujer fuera esencial para los hombres que empezaban a acumular poder. Con la creciente complejidad social, las mujeres también se volvieron relevantes para la creación de alianzas a través del matrimonio, lo que pudo haber contribuido aún más a su cosificación. De esta forma, los patrones residenciales debieron igualmente volverse cruciales en la evolución de la desigualdad de género, ya que la patrilocalidad habría provocado que las mujeres fueran desplazadas de sus familias, lo que las habría hecho más vulnerables a la dominación masculina. Todo lo anterior invita a pensar que la movilidad constituye un factor crucial para el análisis de la desigualdad de género. Para abordar este tema, el proyecto se centrará en una región del mundo donde existe una creciente evidencia arqueológica para rastrear la relación entre movilidad y desigualdad de género: la península ibérica.
¿CÓMO?
¿Cuándo, por qué y cómo se produjo la desigualdad de género? Aunque desde la Antropología estas preguntas se han abordado durante mucho tiempo sin obtener una respuesta clara o unánime, muchos/as especialistas están de acuerdo en que los patrones de parentesco y residencia son factores clave para entender las diferencias de poder entre hombres y mujeres. Como se ha mencionado anteriormente, con el paso de la matrilocalidad a la patrilocalidad, las redes sociales de las mujeres se debilitan, lo que pudo haber conducido a su desplazamiento a un segundo plano con relación a los hombres. La investigación intercultural puede proporcionar nuevos datos para demostrar hasta qué punto la movilidad es un factor clave en la comprensión del desarrollo de la desigualdad de género. Las bases de datos de Human Relations Area Files (HRAF) y D-Place son herramientas muy útiles a la hora de llevar a cabo esta tarea.
Pero para avanzar verdaderamente en esta cuestión la investigación requiere no solo de los conocimientos de la Antropología, sino también de la Arqueología. Cabe pensar que la transformación del patrón residencial patrilocal en matrilocal haya tenido lugar después del inicio del sedentarismo y la domesticación de plantas y animales, que en Europa se produjo después del Neolítico (posterior al 6000 a.C.). Por tanto, los y las prehistoriadoras están bien posicionadas para investigar este proceso. La integración de los datos etnográficos y arqueológicos puede proporcionar nuevas respuestas a viejos interrogantes.
La aplicación de una perspectiva de género en arqueología ha crecido significativamente en las últimas décadas, especialmente en los Estados Unidos y Europa Occidental. Sin embargo, gran parte del trabajo se ha centrado estrechamente en prácticas específicas, como el tratamiento funerario o el arte rupestre, con mayor frecuencia a una escala local o regional. Salvo en contadas excepciones, la investigación no ha abordado los orígenes de la desigualdad de género desde una escala macrorregional ni tampoco a través de un enfoque metodológico holístico. Al mismo tiempo, la perspectiva de género ha sido criticada por ser “politizada”, “sesgada” o “no científica”. Como nuevo enfoque, la perspectiva de género debe mejorarse. Sin embargo, es gracias a una perspectiva de género que se han puesto en el centro de la investigación cuestiones como el origen de la desigualdad de género.
Examinar el papel de la movilidad en el proceso de aumento de las diferencias entre hombres y mujeres en el pasado puede contribuir no solo al desarrollo de los estudios de género, sino al conjunto de la arqueología como disciplina. La arqueología tiene ahora el potencial de hacer contribuciones únicas a esta cuestión y este potencial debe aprovecharse. Ahora es posible investigar los patrones de movilidad y residencia de las poblaciones del pasado a través del análisis de isótopos de estroncio (Sr) y oxígeno (O) en los restos óseos. Investigaciones preliminares en la península de Jutlandia, Europa Central o la península ibérica sugieren que las mujeres se movían con más frecuencia que los hombres durante el Neolítico, la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, lo que sería compatible con prácticas residenciales de tipo patrilocales. La combinación de un enfoque comparativo, científico y estadístico con uno feminista ofrece una forma nueva y original de abordar uno de los temas centrales de las ciencias humanas.
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